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Recorro Santiago, mientras me encamino al terminal de buses para partir a Fisterra. Debido a que estuvo siempre cerrado el dato del O Catro, mi partida a Fisterra es con poco mas que un ligero desayuno... Espero a que haya algo abierto en Fisterra cuando llegue. Es un lugar turístico, y es costero. Sueño con la oferta de peces en el menú.
El viaje en bus dura poco más de tres horas. Como andaba cojo después del Camino, preferí no caminar los tres días hasta Fisterra, aunque las patitas me lloraban por seguir en el juego. Al final preferí cuidar la cojera, darle un descanso a los tendones... Aún me queda camino en el Viejo Mundo y no creo que sea buena idea quemarme entero el primer mes.
El bus pasa por distintos pueblos hasta que se acerca a la costa atlántica, y los botecitos se comienzan a agolpar en las orillas, o en el medio del agua. El día está nublado, y a veces cae una que otra gota loca.
Llegando a Fisterra, el día está oscuro, y hay una garúa constante y suave. Me bajo del bus, y el chofer me dice que aquí mismo se espera el bus de vuelta. En el paradero hay un señor que me pregunta si estoy buscando hospedaje. Al principio desconfío, la mala manía de desconfiar de todo. Me dice que tiene un departamento con habitaciones, pero que no hay nadie, sólo sería yo, si es que no llega nadie más. Voy con él, y me pasa la llave, y luego me deja solo en el departamento. Es enorme, y está al mismo precio que los hosteles que me he quedado (de hecho,dos euros más barato). Es un lujo.
Camino por Fisterra, y como era de esperar, a las 4 de la tarde ya está todo cerrado.
Lo que no tenía presupuestado era que los restoranes y bares también estaban cerrados. Con un hambre macabra, sólo me queda caminar por el pueblo, y encaminarme hacia mi destino final: el Cabo Fisterra, donde ahora hay un faro (que parece que es bastante antiguo, sólo que ahora tiene una ampolleta eléctrica de aquellas).
El camino se va hacia el Sur Oeste. Supongo que es el Sur Oeste porque el sol se dirige hacia allá. Bordea el acantilado que da al atlántico, y sigue el sendero de la carretera.
Saliendo del Pueblo de Fisterra, una iglesia antigua. De piedras bellas. Un poco más allá, casas abandonaas y que han sido tomadas por okupas que tienen sus paredes decoradas con diseños celtas, y unas hermosas frases en torno al significado del camino de Santiago... Y el rescate del Santiago peregrino. Un dibujo de un hombre llevando vieiras en los hombros, trepando las rocas, saliendo del mar, dice "Santiago No Matamoros"... Justo lo que yo venía pensando hace días en torno a la figura de Santiago.
El camino bordea la carretera. Y es largo. Casi dos horas de caminata. Si bien la pierna izquierda ya no cojeaba, poco a poco vuelve el dolor... El bastón ayuda. Me apoyo en él una ve para el pié izquierdo, otra vez para el derecho, que tiene ese dolorcillo como de calambre que no se va del todo. El Camino sigue pasando la cuenta... Y, bueno, de cierta forma esto también es parte del Camino. Las vieiras continúan marcando el Sendero hacia el lugar donde desembarcaron los discípulos del apóstol con su cuerpo decapitado.
Allí, ahora, como si se tratara de un símbolo, un Faro marca el fin de Europa, que se sumerje, en ese lugar, en el atlántico.
Los bordes son altos y escarpados. Hay algo de conocido en esas tierras... Muchas partes del Camino me han parecido cotidianas... Es como sentirlas hogar aunque no sepa dónde queda cada cosa. Es una rara sensación. Esa sensación de pertenecer, sin conocer nada...
Me acerco al Cabo. Una que otra vieira anuncia el sendero. Y la estatua de bronce envejecido de un peregrino caminando contra el viento me dice que habemos muchos que hemos caminado por allí. De vez en cuando un vehículo pasa... El camino ni se inmuta. Al fondo está el Cabo.
La tierra parece terminar, y el mar se acaba abrupto. Las nubes grises, que oscurecen todo el horizonte, hacen parecer que la distancia es mucho más breve entre el lanzarse al mar, y llegar al borde de la tierra. Aquel lugar donde el mar caía en un precipicio eterno... No hay horizonte. Las nubes lo han devorado.
Hoy es el primer día verdaderamente húmedo que he tenido desde que llegué al Norte de España. La bruma moja lenta y sin descanso... Mi cara escurre agua... Y me adentro en esta garúa que no acaba, para llegar al Cabo, donde acaba Europa.Europa termina en Fisterra. El Camino También...Fue en este lugar donde desembarcó San Yago cuando empezó su peregrinar después de estar en Lusitania... También fue aquí donde desembarcó su cierpo y su cabeza, traídos por sus discípulos.Es aquí donde comienza la Historia del Cuerpo del Santo, aquí donde empieza la búsqueda del sepulcro... Los Caminos llegan a Fisterra para terminar.El escrito en una pared decía a los peregrinos: "Llegado a Fisterra tienes tres opciones: lanzarte al mar, tomar el camino de regreso, o sentarte y contemplar el horizonte."Yo, como en tantas ocasiones, no sé decidirme por una.Hay quienes dijeron que el Camino de Santiago convirtió a Europa en una Unidad... La tumba se descubrió cuando la amenaza de los musulmanes estaba demasiado patente, y la llama del Cristianismo creció con este lugar Santo...y también unió Pueblos y Naciones, y creó lazos comerciales, como hacen todos los caminos. En cierto modo, Alfonso II, el Casto, tuvo una visión de generar la ruta hasta la tuma del Santo para unir esta cristiandad dividida por la presencia del Reino de la Medialuna.El Sepulcro del Santo (ni siquiera importa si es el santo o no) dio la excusa para mantener una unión en torno a la cristiandad... y el hecho que Carlomagno avivara el camino, conformó la Europa que hasta hoy se vive, y que se comunica a través de los mil caminos que conducen al sepulcro... y la gente que guía en el camino, como esa señora que me gritaba desde la ventana el primer día es parte de la historia de siglos... y los peregrinos seguimos llegando, y vemos el arcón que contiene los huesos, y pasan por el pórtico de la Gloria del Maestro Mateo, donde se condensa majestuosamente todo el pensamiento cristiano de las Escrituras... y abrazamos al Santo para sentirnos parte del sendero, y con ello parte de algo mcho más antiguos que nosotros mismos... Ni siquiera importa si somos o no creyentes... Importa creer en la humanidad que ha hecho todo esto posible...... Y algunos, no todos, pero sí algunos, siguen hasta Fisterrra, donde todo comenzó, donde todo el camino termina.Y llegando al extremo del Cabo... ¿Qué hacer?O desandar lo andado.O lanzarse al mar.O sentarse a contemplar el Horizonte.Pero este no es el fin de la tierra, sino el Principio del Mar... Y yo sé (porque allá pertenezco), que hay otra tierra tras el mar, allá donde está el hogar.Y hay un Faro en el Cabo fisterra... Es un faro antiguo que hoy se ha modernizado para que siga siendo útil...Cerca del faro hay un puesto de una pareja que vende recuerdos de Fisterra... Y tienen un timbre para que uno ponga en su credencial, y el timbre dice: "FISTERRA: GAME OVER, El juego ha terminado".Al principio de causó gracia la frase... Luego pensé que no era así: El juego no ha terminado, porque aquí, en Fisterra, sólo termina un camino, pero hay tantos caminos que llegan a Santiago... Y como me dijeron en Santa Eulalia de Bóbeda: Santiago está enterrado en tantos lados.Eso que pareció ser, en un momento, una cosa que podía acabar con el Peregrinaje a Santiago, adquirió todo el sentido:Que el camino nunca acaba... y el juego (y eso es lo bello), no termina al acaber un camino.Hoy fue el primer día verdaderamente frío y húmedo. En el camino de ida al Cabo, veía el horizonte cubierto totalmente por esa cortina de nubes grises... Apenas si podía distinguir el lugar del horizonte en el mar. Al salir del faro, la garúa era aún más densa, y las nubes más negras, y apenas se distinguía el mar. Iba dejando a lo lejos el faro, que parpadeaba su luz, cumpliendo su cometido limpiamente.La garúa era densa, y los riscos del Cabo Fisterra arinconaban a las olas... y de pronto me pareció que no estaba en éste "Fin del Mundo", sino en el "otro", en ese "Fin del Mundo" del Sur, y recordé esa noche en la Cabaña del Pescador, y esa playa camino a Ushuaia, donde estaba ese bosque de árboles cubiertos de barbas, viejas y verdes... y ese águila en el árbol, y esas piedras lisas y redondas en la playa, y ese fuego en la cabaña... y los relatos alrededor del fuego....Y fue como si este Fin del Mundo fuera un espejo de aquel, tan distinto, tan intocado, tan distante. Y fue como un portal abierto hacia ese sur.Y se abrió la nostalgia de Tierra del Fuego... La Saudade, que le llaman en portugues, esa palabra bella que nosotros no tenemos y nos hace falta... Y la Saudade de esos cielos infinitos de la Patagonia... Y yo, ahí, frente a esos dos Fines del Mundo, donde había estado, logré ver que el Camino sigue, porque siempre es un volver, porque el destino es el Hogar: Allí donde uno tenga el fuego... ya sea ese fuego para cocinar, o ese fuego para abrigar la noche, o para alumbrar la tiniebla, o para contar historias.Por eso tomo dos de los tres caminos.... Contemplo el Horizonte, y me lanzo al mar. Ya no puedo desandar lo andado... porque aunque tome el camino de regreso, el camino es distinto. Siempre es un camino de vuelta al Hogar... Al otro lado del mar...Un peregrinar hacia allá donde está el cuerpo del Santo, es decir, un caminar hacia todos lados.
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