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Despertamos como a las 7:20. Yo preparé mis cosas, y a las 8 estaba partiendo. Había una neblina que caía hasta el suelo como una cortina negra. Del Sol, ni asomar todavía.
Alessandro me dijo que ni loco partía todavía. El parte con el sol.
- De seguro me alcanzas en el camino. Yo soy mas lento - le dije.
Nos despedimos igual, y partí entre la bruma.
El camino alternaba entre carretera y pasajes de sendero rural entre árboles. La neblina era tan densa que al pasar bajo las ramas parecía que llovía, porque el agua de condensaba en las hojas y caía en sendas gotas al suelo. Poco a poco el camino se fue alejando de la carretera y ascendiendo por una ladera que atravezaba unas pocas casas.
De a poco fue clareando, y mientras ascendía fui saliendo lentamente del manto de bruma que cubría el valle, y por primera vez ví las llanuras de Galicia: montes y cerros, uno tras otro. Había algo damiliar a Asturias, pero me pareció que los cerros, si bien altos, eran mas sinuosos... Y el color verde intenso de Asturias daba paso a un tono mas amarillo y dorado entre la yerba y los árboles.
Ascendiendo por el cerro, seguían los molinos de viento de las centrales eléctricas, como estilizados gigantes con aspas al viento que serían el delirio del Quijote.
En el camino queda el antiguo Hospital de Peregrinos de Montuoto fundado por Pedro el Cruel, en el Siglo XIV, y cerca de él, un dólmen, del que había preguntado a varias personas, pero fuera de decirme "si, parece que hay un dólmen allí", nadie había dicho si era fácil verlo, o si había que estar atento para no pasarlo. No pensaba perdérmelo. Al fin llegué al lugar. Había una capilla, cerrada y vacía, y cerca, las ruinas del Hospital... Bonitas (más pequeñas de lo que pensaba). Pero lo que de veras me interesaba ver estaba a un lado de las ruinas: el dólmen.
Para ser sinceros, eran cuatro piedras paradas. No había ninguna piedra sobre las demás (que es lo que yo conozco como dólmen), pero me emocioné igual. Cada piedra era casi de mi tamaño, talladas con forma media rectangular, y eran indudablemente viejas... Los líquenes las cubrían, las orillas carcomidas por el agua y el viento... Todo tenía esa dignidad de siglos encima. Los cautro bloques tenían una leve inclinación hacia un centro en común, como buscando su complicidad de milenios... Ya, tal vez para algunos son solo piedras paradas. A mi me emocionaron caleta.
Después de estar un rato sentado entre ellas, volví a recoger mi mochila, que había dejado al alero de la capilla. De pronto un saludo, y ahi veo a Alessandro comenzando a bajar la colina. Realmente el cabro mantiene un ritmo de locos en la caminata. Me decía que hacía como 5 kms cada hora. Yo si es que alcanzo los 4...
Avanzamos un rato juntos, y luego le digo que se adelante nomas, porque siento que le retraso el paso... Y así es, porque en menos de 10 minutos ya no lo veo en el sendero.
La bajada es pesada también, pero entre el viento fresco y el paisaje, se pasa agradablemente... Luego de carca una hora llego a la carretera, y a un pueblo llamado Paradavella, donde las guías que había revisado del Camino advertían que la mejor opción era seguir por carretera hasta A Lastra, dado que en estad fechas debía habr mucho barro, lo que hacía la bajada y la subida más horribles de lobque ya eran. Siguiendo el consejo, y las flechas amarillas del camino, voy por la orilla izquierda de la carretera. Es poco mas de una hora hasta A Lastra, y cuando llego a las tiendas de ese lugar, escucho un "¡Diego!" medio de ultratumba.
Era Alessandro, que venía de la subida aquella, con los zapatos embarrados, y entero transpirando. Había tomado el camino de la vieira, y no el de la flecha.
- Yo ya te hacía en Lugo- le dije
- no, hombre... Que como no voy a alcanzar a llegar a Santiago, preferí yomar el camino difícil para dejar un poco más de mí.
Caminamos un rato juntos, conversamos otro tabto, y luego adelantó la marcha. Fue la última vez que lo ví.
Llegando a Cádavo de Baleira, me meto en un bar y pido un bocadillo de lomo y queso (es jamón de lomo, no como el querido lomito de Chile), para matar el hambre.
Los "bocadillos" en España desconocen el concepto de diminutivo. El pan que me trajeron era la mitad de un bagette gordo (pan de campo le llaman a veces acá). El tamaño era casi igual o un poco mayor a mi antebrazo. Pensé que no iba a comérmelo entero... Pues bien, cuando ya no quedaba nada de él la señora que atendía me ofreció un café por cuenta de la casa, y me preguntó si era argentino (pregunta ya esperada). Conversamos un rato, y al final me dio el dato de un hostal en un pueblo llamado Castroverde, que quedaba a unos 7 kms de Cádavo, adelantando camino. Como aún me quedaban horas de luz, le dí las gracias por el café y el bocadillo.
- Voy a ver cómo me va con el Hostal.
- Cómo te va a ir mal, hombre... Sólo te puede ir bien- me dijo ella.
Pasando por pequeños pueblos, llegué a Villabade (villa de los abades) donde había una hermosa iglesia gótica. Dentro, en el Altar Mayor, un retablo gigante y asombroso, presidido por una imagen del Santiago Matamoros, la forma menos benévola del Santo, en donde se ve a un Santiago a caballo, triunfante, con espada en alto, pasando por encima de un moro que parece rogar clemencia...
Me parece que es la forma que el apóstol Santiago, Hijo del Trueno, toma como patrono de España, y es la imagen que llegó de él a América en la conquista de los pueblos andinos.
Cuando atacaban a los quechua o a los aymara los españoles gritaban "¡Santiago y a ellos!", haciendo sonar sus trabucos. Los indígenas asociaron el nombre de Santiago al trueno de las armas de fuego, y al rayo... Por eso Santiago es también imagen del dios Illapa en el Mundo Andino.
Pero aún no sé de donde viene la imagen del Santiago peregrino, ni su historia...
Saliendo de la Iglesia de Villabade el cielo está más gris que de costumbre, y empieza una lluvia leve. Me pongo el gorrito del impermeable que llevo conmigo, y sigo mi camino hasta Castroverde.
Llego a Castroverde cuando ya esta oscureciendo. Me dieron mi habitación en el Hostal, me bañé, y me dí cuenta que mi pié izquierdo estaba un pelín hinchado en el tobillo...
A eso de las 10 ya estoy durmiendo a pata suelta. Afuera llueve a chuzos.
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