Nuestro viaje comenzó en Sao Paulo, pero ahí no visualizamos nada. Simple conexión a Río de Janeiro. El vuelo, a Sao Paulo, duró un poco más de ocho horas desde el DF. Lo mejor de nuestra llegada fue visualizar a lo lejos los planetas Venus y Mercurio al amanecer, señal de un buen viaje lleno de sorpresas.

Ya en Río de Janeiro nos recibió don Guima, nativo de Río, pero que ya vivía en la ciudad de Petrópolis. Un viejo bonachón que nos recibió cálidamente y nos enseñó cosas que no sabíamos de México. Lo que más nos gustó fue que nos dijera que todos los finales de samba en el Carnaval más famoso del mundo, terminaban con la misma canción: "Cielito lindo", pero con letra cambiada. Tiene un tono un tanto triste (similar a nuestras Golondrinas) y esperanzador para volver al siguiente carnaval.

Pero lo que ahora nos trae aquí es nuestro viaje al Pan de Azúcar. Luego de visitar el Cristo del Corcovado (luego subiré las fotos correspondientes) nos fuimos al Pan. Lugar lleno de turistas de todo el mundo, nos ofrecía una vista de las playas de Ipanema o de Copacabana bastante hermosa. Nos tocó ir viendo cómo se despedía el día, como alrededor de las siete de la tarde, cosa que se nos hizo un tanto rara, pero recordamos que estábamos muy al sur de nuestro continente. Contentos, vimos coronados uno de nuestros objetivos.