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Fuimos a Córdoba por tren. Me gusta el tren, pero nunca he tomado el tren en los Estados Unidos. Es muy caro y no está cerca de mi casa. ¡Que triste! El tren a Córdoba andaba muy rápido.
Después de un rato, andamos por la Judería y vimos la Sinagoga de Córdoba. Es muy vieja y es la única en Andalucía (y una de tres en todo de España). Me gusto el yeso en las paredes. Había un festival en la ciudad y muchas mujeres se llevaron vestidos de flamenco. Los vestidos fueron muy lindos.
Cruzamos el Puente Romano, sobre el Rio Guadalquivir, y fuimos al Museo de Córdoba. Estaba en un edificio muy viejo y alto. Las cosas en el museo son de los árabes y también contaron la historia de la Gran Mezquita de Córdoba, la más famosa de España. Habían modelos exactos de la Mezquita--los detalles fueron meticulosos, incluyendo los colores y las alfombras dentro de la mezquita actual.
Cruzamos el puente otra vez (y andamos por la Puerta del Puente) y almorzamos en el patio de la Mezquita. Había una fuente muy grande y tomamos muchas fotografías allí. Finalmente, visitamos la Mezquita en la tarde.
La Mezquita fue grandísima, y muy vieja. Sara (la guía) me mostró una sección de los visigodos, debajo de vidrio en el suelo. La arquitectura fue muy diferente de las iglesias, y yo nunca he visitado una mezquita tan grande. En el centro de la mezquita, había una catedral católica. Después de los cristianos triunfaron sobre los moros, los cristianos querían demonstrar su éxito y poder con una catedral en el corazón de la mezquita más magnifica. El rey Carlos V les dio permiso para hacer la catedral, pero, cuando el vio la Mezquita, Carlos se sabía su error. Él dijo que la catedral se podía ser construida en cualquier lugar (y había muchas catedrales similares), pero la Mezquita que la catedral se arruinó era única. Me gusta la historia porque el rey vio su error y lo dijo a la gente. A veces, la verdad es más importante que el orgullo.
Afuera de la Mezquita, había muchas tiendas. Compramos muchas cosas y andamos por la ciudad. Tomamos el tren a Sevilla a las seis y media, donde nos encontramos una muchacha muy agradable. Ella era de Cádiz y me dijo mucho sobre la ciudad. Hablamos mucho con ella, pero solo en español. Ella también hablaba inglés, pero tenía miedo porque yo enseño inglés y ella aprendía el inglés británico. Esperanza y yo practicamos español por todo el viaje. ¡Era un día muy divertido!
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